En el Sea Lice Conference 2025, la investigadora Margarita González (Universidad San Sebastián) presentó un análisis extensivo sobre los patrones de abundancia larval de Caligus rogercresseyi en las regiones de Los Lagos y Aysén.
El estudio analizó 158 muestreos efectuados en 46 centros de cultivo distribuidos en 22 barrios salmonicultores entre 2019 y 2025. La investigadora explicó que el zooplancton puede funcionar como un registro directo de la presencia larval, permitiendo identificar aumentos, desplazamientos y zonas de acumulación que no siempre son evidentes en los monitoreos tradicionales. Desde esa base, presentó una lectura comparada de los últimos años, marcada por la variabilidad interanual y la influencia de condiciones oceanográficas y productivas.
Según González, la serie revela que el 37% de los muestreos no mostró larvas, mientras que un 20% alcanzó niveles altos de abundancia. Los resultados evidenciaron patrones estacionales claros, con picos recurrentes durante otoño e invierno, así como diferencias entre sectores, destacando hotspots en zonas específicas de Los Lagos y Aysén, donde más del 60% de los muestreos registró abundancias elevadas. Esta variación —explicó— puede relacionarse con factores como aislamiento geográfico, salinidad, temperatura y con el propio avance de los ciclos productivos.
La investigadora añadió que la presencia de máximos puntuales, superiores a 280 larvas por cada 100 m³, sugiere que la presión parasitaria puede intensificarse en lapsos breves, lo que refuerza la necesidad de interpretar los datos en función del ciclo de engorda y de la dinámica local de corrientes. La caracterización también mostró un aumento progresivo hacia la mitad y el final de los ciclos productivos, un comportamiento consistente con la acumulación de biomasa y la mayor disponibilidad de hospedadores.
El trabajo destaca por aportar un insumo que usualmente no está disponible en la gestión sanitaria: la lectura detallada de las fases iniciales del parásito. Al integrar información larval con datos ambientales y productivos, la investigación abre un camino para fortalecer modelos de alerta temprana y actualizar criterios territoriales de riesgo.
La exposición concluyó poniendo énfasis en el valor de sostener muestreos sistemáticos: la variabilidad anual, las condiciones climáticas y la interacción con ciclos productivos hacen que la interpretación de las larvas en el agua sea una herramienta relevante para anticipar presiones parasitarias y orientar decisiones operativas en los centros.