Columna de Carolina Camus (Centro i-mar, ULagos) destaca rol cultural y biotecnológico de las algas para un futuro sostenible.
En Chile forman parte de un patrimonio cultural profundo. Desde tiempos ancestrales, comunidades costeras del sur del país las han recolectado para alimento, medicina y abono. En sus manos, las algas no son un simple recurso: son parte de una forma de vida ligada al mar que se remonta a más de 12,000 años atrás, de acuerdo con la evidencia arqueológica encontrada en Monte Verde. Hoy, esa tradición se cruza con el futuro. La acuicultura y la biotecnología abren nuevas posibilidades para estos organismos productores primarios: sus constituyentes permiten la producción de bioplásticos que podrían reemplazar derivados del petróleo, bioestimulantes agrícolas que mejoran suelos y cultivos, alimentos más saludables y, además, provisión de importantes servicios ecosistémicos.
El Día de las Algas, que celebramos en octubre, es una invitación a mirar con otros ojos a estos organismos que sostienen océanos, comunidades y economías. Es un día para reconocer que, aunque muchas veces invisibles, las algas están presentes en nuestra vida diaria, en nuestras tradiciones y en avances científicos que apuntan al futuro.
Celebrar este día no es solo un gesto simbólico; es una forma de comprometernos con la protección de los ecosistemas costeros y con el impulso de soluciones basadas en la naturaleza frente a las múltiples crisis climáticas. Las algas, silenciosas e imprescindibles, merecen un lugar en la conversación pública. Reconocerlas es también evidenciar que el mar no termina en la orilla, sino que empieza allí una riqueza que debemos cuidar. "
*Columna de opinión escrita por Carolina Camus, investigadora del Centro i-mar, Universidad de Los Lagos